sábado, 27 de junio de 2015

Soy un periodista herrado con un mal escroto













Por: @MiguelMederico

Fui donde un especialista de letras
Pues mi medio tiene una confusión,
Creo que padezco de una extraña dislexia
Estoy sufriendo por equivocación.

Me llamaron "herrado"
Así mi caliche fue diagnosticado
Me alertaron de mi mal "escroto"
Me habían dejado un párrafo mocho.

Salí a buscar una segunda opinión
Pues al parecer me sobraba una "H" y una "O"
Me encochinaron con aquel desfachatado exabrupto
Los rumores eran que me había pasado de bruto

La primicia era que sí estaba enfermo
Era cierto aquel "Herrar"
Era el mal de un testículo.
Y fue rayo aquella noticia
Que una vez refrita, había mandado a la jerga.

Así iba la reseña del extraño tubazo
Ya no es extraoficial el pitazo:
Se trata de un mal escroto.
Había desarrollado el testículo de un monstruo
Poseo los cojones para ser periodista en Venezuela
Tengo las bolas para resistir la peculiar realidad que nos asedia
Adquirí la voluntad de honrar a la libertad de expresión
Pese al cerco mediático, el abuso de poder, la impunidad y la corrupción.

Me enorgullece haber estado siempre "herrado"
Por la ética y la transparencia de hacer siempre lo más adecuado.
Tengo reforzada la pasión por la verdad
Me protege mi afán de que se haga justicia
Tengo un alma luchadora distinta
Que se caracteriza por la benévola condición de hallar la verdad.

No resultó malo estar "Herrado",
No hubo errores en tantos pormenores
El mal escroto lo uso cada día en mis escritos
Sigo enfermo de ser un periodista distinto.


¡Feliz día colegas!


jueves, 5 de febrero de 2015

¿Bolívares devaluados o de boludos?



La lucha entre la moneda local y la extranjera tiene como favorita a la norteamericana, que luego de entrenar durante una década se ha solidificado internacionalmente como la ganadora en la injusta contienda. Los apostadores se dividen entre quienes por necesidad usaron su oportunidad de comprar una entrada revendida y quienes se volvieron oportunistas revendedores de boletos.

La batalla la libra el gobierno, que al no inyectar los suficientes valores morales en la sociedad, ha despertado una crisis que va más allá de lo económico. La escasez y el declive de la calidad de vida han vulnerado la identidad colectiva e individual de las personas y por la astucia u omisión de quienes nos representan en el poder, estamos siendo impulsados a formar parte de la problemática como pequeñas mafias organizadas. Han despertado el hambre más volátil de los venezolanos, con un bolívar que solo nos pega fuerte frente a los desorbitantes sobreprecios que ocasionan las regulaciones, la falta de producción nacional y la dependencia de la divisa yanqui. 

Pasamos de conocer a una que otra persona oportunista que cobraba por sacar la licencia de conducir o por el Rif, a tener vecinos, conocidos, amigos y familiares que venden desodorante, raspan cupos de viajeros en sus distintas modalidades, comercializan vuelos aéreos a precios exorbitantes y ofertan dólares según el precio paralelo. Parece una invasión en la que convergen quienes realmente necesitan el producto y lo pagan con multa, ante el recorte de producción y aquellos que viendo esa entrada extra de utilidades se profesionalizan como comerciantes ambulantes, que van cambiando de rubros de acuerdo a la carencia que tenga el mercado.

En la hoja presupuestaria venezolana fue incluida la “vacuna” como una especie de impuesto legal, el cual se ha convertido en una enfermedad extremadamente contagiosa que ha infectado a los que buscan explotar la poca producción que deja entrever la escasez, en todos sus ámbitos. Así los enfermos van sobreviviendo y contagiando a los demás.

Las circunstancias son ocasionadas por la falta de una seria gerencia gubernamentaria, que dice llamarse socialista, que además de comulgar en favor de las multas ya descritas, criminaliza a otros por orquestar planes terroristas, cuando son ellos los verdaderos promotores y ejecutores de los distintos desabastecimientos. En la calle sigue la lucha para comprar un pañal que contenga o disimule el gran excremento al que nos han sometido, tras el robo de tanto dinero en dólares y en bolívares, que sería difícil imaginar cuánto espacio físico ocuparía si estuviera tirado en el suelo. 

La moneda americana, digna representante del capitalismo “salvaje” tan criticado por los boliburgueses, se volvió una moda para los rojos rojitos y para los disfrazados de ese color. En esta escala superior están quienes ni pagan por apoderarse de las lechugas, con las que esta tierra tan fértil de manjares, pero con una pobreza intelectual inducida por ellos, podría volverse un edén. En el medio del desfile, se encuentra el ciudadano común, el cual solo tiene acceso a una cifra verde cada vez más regulada y eso ocurre luego de cumplir con un credo bancario extremo de fe.

La devaluación y la boludez ha hecho surgir, por decirlo de alguna manera, a donadores y traficantes de órganos que van vendiéndose, sin darse cuenta, que además de cometer un delito, se van convirtiendo en pacientes cada vez más enfermos, mientras otros, cansados de la situación, quieren mejorar su salud en otra nación. Unos terceros piensan en la cura adecuada para el virus que está dañando a la sociedad. No hay que ser doctor para darse cuenta que la enfermedad de esta supuesta viveza criolla no acabará si uno abandona el cuerpo por partes o si lo vende por completo.

Tenemos que cambiar al gobierno, sin embargo, el cambio fundamental y más urgente es el que debemos realizar nosotros. No podemos seguir pudriéndonos por saciar una necesidad inmediata o por la ambición del dinero cómodo, el cual no vale nada si no tenemos la opción de una vida digna. De no ser así, seguiremos atrapados en alguna cola, quejándonos que los bolívares siguen devaluados y el pueblo más boludo.

@MiguelMederico
@Predilector




jueves, 22 de enero de 2015

Alerta: peligrosa especie mutante sigue multiplicándose en Venezuela.


Alerta: peligrosa especie mutante sigue multiplicándose en Venezuela.

Una peligrosa especie, que desde siempre ha existido, cada vez es mayor en nuestro país. A diario logra desangrar al resto de la fauna multicolor que sin darse cuenta, por la eterna rivalidad, es víctima de esta plaga que consume sin piedad a quien se le atraviesa.

A lo largo de estos últimos quince años, dos especies luchan por la supremacía y el control total del territorio donde habitan. Unos teñidos completamente de rojos y otros, comparten un nombre en común, aunque tengan colores diferentes como amarillos, blancos, naranja, azules y hasta verdes.

Sin embargo, una tercera especie se abre paso y se consolida, una especie camaleónica capaz de mutar a conveniencia, una especie que dependiendo del lado en que se encuentre, esparce su veneno sin que nadie se dé cuenta, y al momento menos pensado, ya te hizo su víctima y te enredó en sus redes de supuestas conexiones que ''harán de tu vida algo más fácil''. Su nombre científico es: ''Oportunistas Vivezus Criollus''.

Esa especie es capaz de decir que siempre ha sido opositor, aunque negocie permanentemente con el gobierno de turno, o viceversa, esa plaga mutante es la que te consigue todo lo que la escasez te quita.

Ese mutante insectoanimal te consigue vuelos a cualquier parte del mundo a precios exorbitantes, te ofrece aceites, comestible o para el motor de tu vehículo, en cualquiera de sus presentaciones; vende acetaminofén; te compra el cupo viajero y el de internet;  vende dólares; negocia casas de la misión vivienda; se da buena vida en una de sus tantas residencias que consiguió gracias a ''negocios'' con el gobierno, viaja sin tener que pasar por Cadivi, Sicad o el instrumento que sea.

La peligrosa especie multicolor se puede hallar chupando en alcaldías, gobernaciones, en partidos políticos de derecha, izquierda, centrohumanista, social cristiana, democrática, madurista, chavista, castrista. Los puedes tener de vecino, familiar, amigo, jefe, empleado o compañero. En pocas palabras, han logrado invadir por todos lados haciendo un daño terrible al resto de la fauna.

Algunos han sido descubiertos. Sus nombres han quedado expuestos a la luz pública. Han cometido errores por twitter y después salen diciendo que los hackearon, y peor aún, ahora hasta escriben columnas en medios de comunicación. Otros cambian de bando a cada momento y lo dicen a vox populi. A veces salen en televisión actuando de corderos con la rodilla en tierra a pesar que por muchos años formaron parte de una ''familia'' de leones.

Los oportunistas, esa especie que vive entre los oficialistas y la oposición, son quienes más hacen daño, pues necesitan que ambas especies, ''líderes'', mantengan sus diferencias para seguir alimentándose sin importar el daño que hagan.

Hay que negarse a continuar alimentando a estos híbridos. No me pregunten si vendo mi cupo, si compro o vendo dólares, si pago un vuelo charter en 87.000 para raspar cupo en Ecuador, Cuba o donde sea. Me niego a hacer cola para pagar más por un litro de aceite, por un paquete de harina o de papel tualé.

La única manera de erradicar, o por lo menos quitarle poder a los oportunistas es dándole la espalda y cerrarles el caudal de dinero. Hay que pensar ¿a cuántos de ellos no les conviene que continúe quienes actualmente dirigen el país para seguir sacando provecho de las desgracias de otros?

Niomar Oropeza
@NiomarOropeza
@Predilector

miércoles, 22 de octubre de 2014

TIENE DERECHO A NO SER ENVIDIOSO



Fuga de envidia

TIENE DERECHO A NO SER ENVIDIOSO


¡Has cometido un delito! Te hemos hallado culpable de sentir envidia, responsable de vivir deseando aquello que crees que mereces o que te pertenece, pero aún es ajeno a ti. Tu primera sentencia será padecer la angustia que te genera el saber que por ahora no alcanzas el pedestal que consideras te corresponde. La redención será librarte de aquel vicio capital que te enferma con el deseo excesivo de algo que todavía no materializas.

La principal sospechosa es tu naturaleza humana, que premeditadamente creó un deseo insaciable en tus pensamientos por algo que no es de tu propiedad. Eres la víctima y el victimario de un sentimiento y estado mental que te causa una sensación de dolor o desdicha por no poseer lo que tiene otro ser humano.

¡Has cometido envidia! Has deseado los bienes materiales de tu agraviado y las cualidades que no te fueron concedidas. Sabemos que ansías lograr el estatus de otros. Has dejado fugar tu envidia y eres el principal implicado.

Se te acusa de ser cómplice de un pecado capital que añora la felicidad ajena. Es usted el autor intelectual y material de la liberación de tu encarcelado complejo de inferioridad. Te hemos hallado responsable absoluto de querer llenar el vacío que te causa la incomprensión de no verte en un mejor puesto de trabajo y desear el mal de tus acosados.

Con base a la evidencia presentada lo hemos determinado culpable de generarse sentimientos dañinos que van generando celos y pensamientos negativos que afectan su realidad. Culpable de no desarrollar enteramente sus capacidades natas o aquellas que ha aprendido. Culpable de hacer uso de miradas envidiosas, frases inoportunas y calculadas para infringir daño. Culpable de no haber madurado en cuanto a las necesidades, ideales y bienes materiales, generándose rencor, frustración y ligeras etapas del odio.

A pesar que en su caso no se evidencian daños físicos o agresiones considerables a otras personas, usted debe saber que esa misma envidia ha llevado a los seres humanos a cometer  los crímenes que combate la justicia.

Usted, al igual que otros malhechores, actuaron de forma errada frente la ausencia de respuestas razonables o de su frivolidad para aceptar que sí hay otras vías para alcanzar aquello que admira. No supo comprender que algunas cosas no las poseemos debido a la diversidad biológica, por los dones o deficiencias naturales de los seres y por la suerte de cada individuo.

Usted estará preso en la idiosincrasia que tenga para aceptar lo que le estamos diciendo. Sé que se estará preguntando por qué lo estamos juzgando. Debe saber que este tribunal está en su propia mente y que la envidia es un sentimiento que no podrá controlar sin ayuda y sin que primero acepte que es o ha sido envidioso.
 
Es natural considerar que uno merece más o es mejor que los demás. No obstante, recuérdese que más allá de los casos de suerte, ningún logro social se mantiene con la esperanza de solamente añorar un mejor futuro. Incluso lo fortuito, para perdurar, requiere de constancia, disciplina, esfuerzo, dedicación, paciencia, cualidades que no ha desarrollado enteramente y por las que hoy los hemos hallado culpable de ser envidioso.

Tiene derecho a soñar y querer lo mejor para usted, pero para gozar de ese privilegio deberá trabajar constantemente enfocado hacia las cosas que desea. Tiene derecho a valorarse y debo recordarle que si otros pueden, usted también podrá. Tiene derecho a aprender y detallar las acciones de las personas que admira con el fin de poner en práctica ese ejemplo en su propia vida. Tiene derecho a no ser envidioso.

Le recomiendo que se dedique a mejorar los aspectos de su vida en los que sienta que haya una carencia y que desarrolle su sentido del humor, con miras a hallar su propia identidad. Para ello deberá identificar qué es lo prioritario para alcanzar su verdadera felicidad, respetando el éxito de los demás. Así forjará el suyo.

Antes de dejarlo ir, es necesario recordarle que la envidia es un virus que podemos desactivar. Haga uso de los derechos que le hemos otorgado para deshacerse de ese pecado capital. 

Queda sentenciado a no quedarse deseando lo que otros disfrutan o logran y tiene la obligación moral de aprender de los demás y hacer todo lo debidamente posible por obtener las cosas que anhela.

Lo condenamos a comprender las horas de entrenamiento, estudio o trabajo que usaron las personas exitosas como sacrificio para lograr sus metas.

Queda libre bajo la comparecencia de no esperar que su suerte haga todo el trabajo. Si deseas algo, haga que suceda.

Miguel Mederico
@MiguelMederico
@PrediLector